Agrupaciones y música de Carnaval en Huelva y Cádiz. Las comparsas del XIX

Durante el siglo XIX las manifestaciones musicales eran habituales en la fiesta de Carnaval. En bailes de máscaras, calles, plazas, establecimientos públicos (cafés, restaurantes, etc.), casas particulares así como otros lugares y espacios, las comparsas, nombre genérico de las agrupaciones de Carnaval en la época, participaban en la fiesta. A éstas se les sumaban otros grupos musicales que ofrecían sus servicios (como solían hacer el resto del año) amenizando los bailes, dando conciertos o desfilando por las calles: rondallas, bandas de música (municipales y militares), coros, orfeones y estudiantinas o tunas.


Imágenes de HUELVA



El Carnaval, fiesta ampliamente difundida a finales del XIX por toda España, alcanzó gran relevancia en poblaciones como Cádiz donde en 1862, ya había pasado a formar parte del calendario festivo municipal convirtiéndose en la fiesta por excelencia de la ciudad.

En Huelva y Cádiz se vivía un Carnaval que con sus peculiaridades locales, presentaba prácticas y rasgos similares a los de otras ciudades de la España de la época. Asimismo, compartían el entramado sociocultural, ideológico y político en el que los grupos hegemónicos buscaban el control del carnaval considerado y denominado despectivamente “callejero”, popular, desordenado y peligroso, de costumbres degradadas, impropias de una “ciudad culta”. La prensa se hacía eco y amplificaba este ideal burgués de la fiesta “culta” y “útil” (utilitaria, pacífica, artística e instructiva), de la estabilidad social, en la que se potenciaban iniciativas, manifestaciones y comportamientos cargados de compostura, decencia, moderación y moral públicas. Para esta transformación, adecentamiento y legitimación del Carnaval, la fiesta contó con el apoyo económico del Ayuntamiento y de otras sociedades que a cambio buscaban la rentabilidad económica, política e ideológica.

Como mostramos ampliamente en nuestro libro Carnaval y Domingo de Piñata (García Gallardo 2003), en Cádiz y en Huelva tiene lugar un mismo proceso de adecentamiento de la “fiesta culta” con el control y reglamentación del Carnaval, de la celebración festiva, que los grupos de poder temen por su tradición de la sátira, la burla, la crítica, los “excesos licenciosos” de la carne y la agresión física, para ponerla al servicio de los gustos e intereses de la burguesía.

Ramos Santana (1985) señala que la financiación municipal y otras medidas adoptadas en 1861 por el Ayuntamiento presidido por Juan Valverde en Cádiz, tales como las de organizar juegos gimnásticos, comparsas (manifestaciones en la calle similares a cabalgatas, desfiles o cortejos), prohibición de arrojar saquillos, etc. buscaban, según el discurso local y hegemónico, que las fiestas de carnaval se celebrasen como “lo exige la cultura de esta ciudad”, por “obra de la razón y no de la fuerza”. La reforma, si bien restrictiva en su origen por el control y reglamentación de la fiesta, contribuyó a un mayor esplendor en las calles y actos organizados, para satisfacción de los intereses y gustos de las clases pudientes de Cádiz.

Iniciativas similares a las de esta reforma, promovidas desde el gobierno municipal con el consenso de comerciantes e industriales con la intención de atraer forasteros, bañistas y veraneantes, se dan a finales del XIX y principios del XX en Huelva con ocasión del Carnaval así como durante la temporada de baños en verano o de fiestas locales como la Velada de la Cinta a principios de septiembre, o en Sevilla con las celebraciones de Semana Santa y Feria.
Entre las medidas y actuaciones promovidas para el control del Carnaval, aparecen a finales del XIX los concursos, entre ellos el de comparsas. Con su celebración prácticamente anual en Cádiz ya desde los primeros años del XX, vendrán a configurarse en uno de los principales elementos emblemáticos del carnaval, determinando en gran medida el desarrollo de las agrupaciones musicales de Carnaval. Mientras que en Huelva se ha podido datar un primer concurso en 1902, en Cádiz comenzaron a celebrarse en la década de los años sesenta en el XIX (García Gallardo 2003).





Imágenes de CÁDIZ






El término comparsa a lo largo del siglo XIX fue utilizado en Carnaval con diversas acepciones, haciendo referencia directa a un grupo de personas habitualmente disfrazadas (grupos de máscaras) que recorrían las calles como ya hemos mencionado.

Ya en 1821, gracias a una noticia aparecida en el Diario Mercantil, conocemos en Cádiz "cuadrillas de hombres y mujeres, que disfrazados de varios modos recorrían las calles entonando canciones del país y patrióticas", unas "cantando con acompañamiento de guitarras y castañuelas", y otra de gallegos, bailando al son de la gaita (Ramos Santana 1985).

En los años ochenta del XIX, tanto en Huelva como en Cádiz, el uso del término comparsa va quedando reducido a su acepción de agrupaciones musicales de carnaval, entonces ya configurada como una de las manifestaciones más habituales de la fiesta y la más persistente a lo largo de los años. Son numerosos los grupos de gente disfrazadas cantando canciones, y algunas se organizaban con sus respectivas músicas con guitarras, panderetas, bombos o platillos.

La comparsa adopta entonces la acepción de agrupación musical, un grupo de reducidas dimensiones (entre cinco y menos de veinte componentes) que cantan coplas y canciones. Van disfrazados representando todos en el grupo un mismo tipo que variará de una agrupación a otra (aunque a veces haya coincidencias) y de un año a otro si el grupo sale con continuidad. Inicialmente cantan coplas utilizando músicas conocidas y de moda, con letras compuestas expresamente para la fiesta. Posteriormente, y coexistiendo con ese modelo creativo, utilizarán estas músicas conocidas sólo en el popurrí mientras crean composiciones propias para el resto de coplas. Estos son los recursos de las coplas de carnaval en la Huelva de 1880, precedente de lo que hoy podemos encontrar en las agrupaciones de carnaval en nuestra Andalucía occidental y en tantos otros lugares.

Autor de la entrada
Francisco José García Gallardo


Bibliografía citada:
· GARCÍA GALLARDO, F. J. (2003). Carnaval y Domingo de Piñata. El adecentamiento de la Fiesta y las Agrupaciones de Carnaval para el recreo y la cultura de la ciudad (Huelva 1880-1936). Huelva, Ayuntamiento de Huelva.
· RAMOS SANTANA, A. (1985). Historia del Carnaval de Cádiz. Cádiz, Caja de Ahorros de Cádiz.

Referencias documentales (fotos y videos):

Además, recomendamos la lectura y el visionado de:
· CUADRADO, U.; BARBOSA, F. (1999). El Carnaval de Cádiz. Origen  y evolución: Siglos XVI-XIX. Cádiz, Grupo Publicaciones del Sur.
· GARCÍA GALLARDO, F. J. (2002). Carnaval de Huelva en 1898. Actas. IX Congreso del Carnaval. 1998. Cádiz, Fundación Gaditana del Carnaval.
· RAMOS SANTANA, A. (2002). El Carnaval Secuestrado o Historia del Carnaval. Cádiz, Quorum Editores.
· Carnaval recuperado. VHS. Cádiz, Asociación de la Prensa y Diputación de Cádiz, 1995.


PARA CITAR ESTA ENTRADA:
GARCÍA GALLARDO, F. J. Agrupaciones y música de Carnaval en Huelva y Cádiz. Las comparsas del XIX. Postmusicas, vol. I, 2010.
http://postmusicas-e.blogspot.com/2010/12/agrupaciones-y-musica-de-carnaval-las.html [Consultado día, mes, año].